Ha llegado el tiempo de disfrutar del merecido descanso, de realizar los soñados viajes, de sacudirnos los rigores del frío invierno, de recorrer senderos por nuestras montañas favoritas o, llegado el caso, andar descalzos sobre la fina arena (actuando de excelente micromasaje) de la playa dejándonos tranquilizar por el ir y venir de las olas y disfrutando del efecto benefactor de la sana brisa marina (la propia brisa marina actúa como una especie de spray natural muy rico en yodo, idóneo para regular la glándula tiroides), que con su aroma, su sal y su contenido en yodo penetra en nuestro interior y comienza a resolver nuestros antiguos catarros mal curados.
Saber distribuir bien el tiempo de vacaciones junto al mar y proporcionar al cuerpo aquello que necesita conseguiremos recuperar parte del bienestar y la salud desgastadas durante el largo período invernal.
Agua, arena y mar, los terapéutas naturales
El primer paso para disfrutar de los beneficios del mar y la playa es tener el pensamiento alejado de la rutina, parar la mente pensante, y luego enfocarse en actividades como paseos por la playa, recostarse en la arena, sumergirse en el agua, respirar profundamente el aire, escuchar los sonidos marinos y el sonido rítmico de las olas del mar, y así, poco a poco comenzar a eliminar el estrés acumulado y disponernos a descansar y revitalizarnos.
El aire del mar, además, es rico en iones negativos, unas partículas cargadas energéticamente que, al contrario de los positivos, tienen un efecto beneficioso sobre el organismo: relajan y favorecen la producción de serotonina, un neurotransmisor cerebral cuya liberación produce sensación de bienestar.
Efectos medicinales de los baños de mar
Favorece la eliminación de toxinas. Permanecer dentro del agua de mar estimula el circuito venoso y linfático de nuestro organismo lo que nos ayuda a drenar líquidos y eliminar toxinas.Fortalece los huesos. En una investigación realizada por el Instituto Francés de Estudios de Recursos Marinos se descubrió que el calcio y fósforo que se encuentran en el mar, lo que favorece que estos mismos elementos se fijen en el cuerpo humano.
Ayuda a mejorar la movilidad de músculos y articulaciones. La realización de pequeños ejercicios acuáticos y la aeróbica natación mejoran y recuperan la movilidad articular perdida durante el invierno. La propia acción mecánica del oleaje y las corrientes obliga al bañista a llevar a cabo un esfuerzo permanente por mantener el equilibrio, lo cual colabora activamente en el fortalecimiento de músculos y articulaciones.
Beneficia al corazón. En el agua de mar el cuerpo pesa ocho veces menos que fuera de él, esto permite una disminución en el esfuerzo que se le demanda al corazón.
Desinfecta y mejora las heridas cutáneas. El yodo, elemento existente en el agua de mar, tiene un efecto desinfectante de las heridas. Sus propiedades también ayudan a regular la glándula tiroides que nos permite bajar de peso.
Activa la circulación. La presión del agua que es mayor que la del aire facilita la circulación venosa de retorno, que es la encargada de impulsar el flujo sanguíneo al corazón. También mejora la circulación en los vasos capilares.
Obtendremos el efecto del masajeo producido por las olas y el movimiento del agua. Beneficiosos masajes naturales que aportan ayuda para problemas circulatorios y de estrés. A su vez, las olas del mar nos proporcionarán una buena y tonificante fricción muscular.
El baño de agua de mar revitaliza la textura de la piel, ya que es rico en minerales como el potasio, magnesio, calcio y azufre.
En los niños estimulan el crecimiento y el desarrollo, previenen el raquitismo y son una muy saludable fuente de ejercicio, juego y relajación.
El alto contenido en magnesio del agua también produce una relajación que puede ser muy beneficiosa para reducir el estrés y tratar a personas que sufren problemas de ansiedad.
El baño de agua de mar revitaliza la textura de la piel, ya que es rico en minerales como el potasio, magnesio, calcio y azufre.
En los niños estimulan el crecimiento y el desarrollo, previenen el raquitismo y son una muy saludable fuente de ejercicio, juego y relajación.
El alto contenido en magnesio del agua también produce una relajación que puede ser muy beneficiosa para reducir el estrés y tratar a personas que sufren problemas de ansiedad.
Para recordar: Dos terceras partes de nuestro cuerpo son agua, un elemento imprescindible para la vida, cuya composición mineral es bastante similar a la del medio marino.
Si, además, combinamos con el arire, el sol, los paseos, los baños y el descanso... con una alimentación sana, conseguiremos recuperarnos, reforzarnos y estar mejor capacitados para adoptar las obligaciones de la vida diaria que nos esperarán tras el periodo vacacional.