Como parte del arte de la medicina, la reflexología podal tiene gran valor tanto en la prevención, como en el diagnóstico y tratamiento de las dolencias, cualquiera que sean sus causas y manifestaciones. Su papel preventivo se explica porque equilibra la energía del organismo y por lo tanto contribuye a evitar males posteriores.
Al presionar la zona refleja de un órgano éste experimenta dolor o sensibilidad, mediante lo cual sabemos en forma exacta que órgano está funcionando correctamente y cuál tiene deficiencia, alteración o bloqueo, lo cual se traduce en enfermedad, debido a la acumulación de toxinas y de tensiones.
Al efectuar el masaje a las zonas reflejas en los pies se produce una activación (impulso eléctrico), que se traduce en una mayor irrigación sanguínea, aumentando el transporte de un conjunto de sustancias nutritivas, oxígeno, energía, hormonas, anticuerpos que contribuyen a la eliminación de las toxinas del organismo.
En lo psíquico y emocional, relaja al paciente y disminuye el stress; generalmente se produce una catarsis. La reflexología podal es una tratamiento no violento, muy al contrario, es muy agradable. Estimula el poder curativo latente en el cuerpo o "Natura medicatrix" y se ajusta al mandato hipocrático de "Sanar sin dañar". No necesita de aparatos sofisticados y caros. En la tradición china se usan solamente las manos.
El pulgar, por ejemplo, corresponde a la cabeza y, por tanto, es un miembro de esta zona refleja. De acuerdo con la reflexología es posible eliminar el dolor y el malestar masajeando correctamente estos puntos, llegando así a los órganos. En la lucha contra los dolores menstruales, las presiones adecuadas con el pulgar derecho en un punto justo debajo del pulgar, que estimula la glándula suprarrenal da buenos resultados. De este modo, el cuerpo libera la cortisona, un tipo de hormona que tiene acción anti-inflamatoria. También se puede estimular el útero presionando el área cerca del talón, por lo tanto la promoción de la relajación del cuerpo se traduce en una mejoría inmediata.
El tratamiento de los pies:
Debemos recordar que nuestros pies soportan nuestro peso durante todo el día, por lo que se les somete a una presión extrema y, sobre todo, habrá de prestarse mucha atención a los zapatos que se utilizan, de manera que evitemos cualquier desequilibrio en nuestro árbol de soporte. Jugar con todos nuestros músculos y articulaciones, el cambio de nuestra postura.
Cuidados para nuestros pies:
Baño de pies: combinando dos técnicas: la aromaterapia y la reflexología. La primera restaura las energías curativas del segundo cuerpo y estimula las zonas reflejas del pie. Coloca el agua a 37 ° C, unas bolas de piedra para masajear y 30 gotas de aceite esencial (de lavanda, geranio, salvia o mejorana… por ejemplo) en un recipiente. El agua estimula la circulación sanguínea y las bolas de ejercen presión sobre los puntos reflejos, para aliviar el dolor. Dado que los aceites (lavanda, geranio, salvia o mejorana), ayudan a restaurar el equilibrio del cuerpo. Después de 20 minutos de inmersión, masajear nuestros pies y descansar un rato.
En Bali, por ejemplo, existe la buena costumbre de mantener un recipiente de agua en el hogar lleno de flores y aceite de eucalipto para, así, cumplir con un ritual de limpieza, relajamiento y tratamientos de los pies al final del día. Lavarse los pies también es una parte simbólica de los muchos ritos de del hinduismo balinés como un signo de deferencia a Sang Hyang Widhi, uno de los dioses responsables del orden y equilibrio o desequilibrio en nuestras vidas.
El mejor amigo del pie: Aparte de los buenos cuidados y la recepción de masajes, nuestro mayor aliado es un buen calzado. El mercado de zapatos deportivos, cada vez más competitivo, gasta miles de dólares en investigación para desarrollar materiales que son durables, resistentes y ligeros. El análisis informático de los movimientos de los pies, los requisitos de los incidentes, los gestos deportivos y los impactos en las extremidades inferiores, han llevado a la producción de zapatos con dibujos anatómicos de la más alta tecnología y de materiales innovadores y avanzados.
Elija un par de zapatos o zapatillas que posean los medios imprescindibles para la prevención de lesiones en los pies y los tobillos, y más que eso, reducir el estrés en los huesos de las piernas, las rodillas y las caderas. Esto significa que, en algunos casos, pueda proteger la columna vertebral en su conjunto, especialmente la zona lumbar. En general, un buen zapato debe tener las siguientes cualidades:
Gran capacidad de absorción de impactos - suelen ser de tejido resistente y están diseñadas con una entre-suela con gran capacidad de absorción de impactos.
Garanticen la amortiguación necesaria - Ideales para caminantes o corredores que por su peso necesitan gran capacidad de absorber el impacto, o bien, quienes realizan la mayoría de su entrenamiento por superficies muy duras.
Comodidad - Sentirse cómodo desde el primer momento. No se van a acomodar mucho al pié, ni necesitan demasiado “ablande”.
Flexibilidad – Si el calzado es demasiado rígido, no permite la flexión y extensión del pie. Pueden causar un desequilibrio muscular, dolor en la pierna anterior (espinilla) y cambios en los patrones de nuestro correr y caminar. Verificar que el calzado sea flexible, especialmente en el arco.
Estabilidad - Si la actividad requiere que usted realice mucha actividad con el calzado como cambios bruscos de dirección y movimientos laterales, el zapato debe proporcionar la estabilidad y sujeción necesaria en el talón y poseer unos buenos refuerzos laterales para la zona de tobillos. Evitar la compra de los modelos ajustados, que pueden dañar la piel y someter a nuestros pies a torturas innecesarias.
Los pies son los pequeños espejos del cuerpo.